
Hoy podemos leer en el Diario de Mallorca, un artículo de opinión de Maribel Morueco, donde indica con gran nitidez que ayudas y orientaciones tienen los adultos con TEA.
Es cierto que desde SuresTEA, desde hace tiempo se viene luchando por una educación inclusiva, un Pacto de estado por la Educación y por la atención a la Dependencia, y se da bastante información sobre los derechos de los niños con TEA, pero que pasa en la edad adulta.
Pues bien, Maribel Morueco nos señala que si bien, desde edades tempranas y una vez diagnosticado el niño con TEA, se sigue una programación pautada e individualizada de las enseñanzas y aprendizajes, de forma coordinada (más o menos) entre padres y profesionales, programas de atención temprana, en las etapas de la educación infantil básica y secundaria, que se irán sucediendo a medida que pasa el tiempo, y los apoyos organizados que precisen con mayor o menor intensidad, a partir de llegar a la vida adulta , a partir de los 21 años, el sistema social/asistencial al que pasan las personas con TEA los torna a todos iguales, sin permitir las diferencias.
Como bien indica Maribel, “a partir de esa edad, se acaba la especificidad, las metodologías concretas, los estilos de aprendizaje, las estructuras de trabajo, y todos forman parte de ese terrible «café para todos» que les hace a todos iguales y no les deja ser diferentes: las personas con discapacidad”.
También SuresTEA se quiere sumar a la reivindicación que desde el colectivo de las personas con TEA y sus familias en Balears, representada por Maribel, para que “el sistema asistencial se adapte a las diferencias y permita, ser una persona con TEA, a lo largo de toda una vida, de manera que reciban, desde el sistema social, lo que realmente necesitan. Que ese sistema social garantice clasificaciones en ratios, precios y servicios. Diferentes modalidades de talleres, enclaves, y una manera muy concreta y específica de aplicar los apoyos en función de su diferente intensidad, y en función de su diagnóstico. Contemplar el desarrollo personal de cada uno, de sus habilidades adaptativas, como un continuo en el tiempo, de manera que si se continúa trabajando del modo adecuado que se ha llevado a lo largo de toda su infancia y juventud, va a permitir la autodeterminación, el empoderamiento, las relaciones sociales. Una vida plena, inclusiva en la edad adulta en entornos laborales y sociales”.
Como bien se sabe, “los españoles no somos todos iguales”, por mucho que el Estado de Derecho diga que debe ser lo contrario, y así como en Comunidades Autónomas como el País Vasco donde disponen de uno de los mejores sistemas asistenciales para personas con TEA en España, que está a años luz de la situación en que se encuentran otras Comunidades como Madrid o Andalucía, donde las listas de espera y sobre-ratios en aulas son el pan nuestro de cada día. Por ello queremos apoyar esta reivindicación y que se haga extensible a todo el territorio nacional, sin barreras autonómicas que restrinjan o diferencien los derechos de los niños, niñas y/o adultos con TEA.
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