Federación Española de Autismo

Berrinches y crisis

Berrinches y crisis
12 enero, 2016 Surestea

Leyendo este artículo publicado en el Heraldo de México (noticia), nos ha parecido muy interesante la fácil solución al dilema que todo padre con niños con autismo hemos sufrido en alguna ocasión: ¿Mi hijo está teniendo una crisis o es un berrinche?

Como se señala en el mismo, es muy fácil confundir las conductas de berrinche con una verdadera crisis que pueda tener un niño con autismo, por lo que a menudo los padres perdemos la autoridad, lo que resulta perjudicial tanto para el niño como para personas que le rodean.

Olga Rubio, presidenta de AUTAG Aguascalientes, Olga Rubio Camarena.
señala que “Cuando comenzamos a vivir la experiencia de tener un hijo con autismo, todas las conductas las disculpamos pues ameritamos que es parte del padecimiento”, y que “antes de ser autistas, nuestros hijos son niños, y nos van a querer tomar la medida igual que cualquier menor”.

Señala además que a pesar de las condiciones que atraviesa un niño con autismo, los padres deben poner reglas y delimitar autoridades, esto les creará disciplina y será mucho más fácil que los pequeños sean aceptados por el resto.

Señaló que es fácil distinguir cuando el menor está teniendo un berrinche o una crisis, el berrinche acabará en cuanto el padre o madre ceda a las peticiones del menor, la crisis persistirá pese a que el infante sea complacido.

Pues bien, la solución señalada es tan fácil a posteriori como difícil a priori; tan difícil que la única solución es no acceder en ningún momento a las demandas del niño, pues si es un berrinche, no debemos dejar que el niño consiga lo que quiere mediante este procedimiento, y si es una crisis, a pesar de que le entreguemos lo que solicita esto no cambiará nada, pues la crisis continuará.

Quizás si sea la solución que resuelva mejor teóricamente el problema, pero en la práctica, seguiremos siendo los padres los que al final, y en virtud de nuestra experiencia anterior, decidiremos en ese momento lo que creamos mejor, y nos equivocaremos, y diremos que la próxima vez lo haremos mejor y nos volveremos a equivocar. Pero la realidad es que, aunque tengamos un hijo con autismo, y nuestros problemas puedan ser diferentes a los de otros padres, el educar a un niño es un constante aprendizaje de fallo y error en el que, por el bien de nuestros hijos, nunca debemos darnos por vencidos.